A más de uno debe haberle ocurrido que ha soñado cosas que luego se han vuelto realidad. Y no respecto al cumplimiento de sus metas (aunque también puede estar implicado), sino a las imágenes mentales que se crean mientras dormimos y que tarde o temprano cobran forma material en nuestra vida o la de los demás.
Estos sueños reciben el nombre de proféticos o premonitorios ya que “anuncian” lo que va a ocurrir en el futuro. Los estudiosos de fenómenos paranormales también les llaman precogniciones, una especie de conocimiento previo sobre un hecho o parte de él antes de que suceda.
¿Pero realmente podemos adivinar lo que pasará a partir de un sueño? ¿Y todos tenemos esta facultad o solo hay unos privilegiados que cuentan con ella?
Todos tenemos sueños, pero no siempre los recordamos porque los reprimimos. Según los psicoanalistas, son manifestaciones del inconsciente en las cuales damos rienda suelta a nuestros más profundos deseos y miedos.
Más que sueños premonitorios, estos hacen referencia a preocupaciones lógicas sobre lo que tememos que nos vaya a suceder o a alguien a quien queremos mucho. Por ello puede pasar que el “adivino” o “visionario” acierte algunas veces en su predicción y en otras no tenga nada que ver con lo sucedido.
Así sucede con el resto de predicciones, que si bien se guían por la posición de los astros, su cumplimiento está determinado por nuestro propio carácter y la manera en que nos relacionamos con el entorno. Para tomarlo en cuenta.
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